The Strokes y la espera
Francisco López Ibarra
¿Alguien se ha preguntado cuántas veces se repite la palabra “wait” en las canciones de los Strokes? Pienso que este verbo corresponde directamente a una preocupación constante que aparece en muchas de las letras escritas por Julian Casablancas: la “espera”, un tema clásico asociado con el inevitable paso del tiempo y la toma de consciencia luego de contemplar el vacío que sigue de la muerte”. Esto es NCE, yo soy Francisco López Ibarra y así comenzaba un ensayo que escribí y publiqué en una revista electrónica que eliminó de su sitio web, probablemente, al migrar su hosting. Tenía 22 años y creía haber descubierto algo que siempre había estado frente a mí. La primera clase de Litratura del Siglo de Oro había comenzado con el tema del paso del tiempo. Y a mí me sonaba a “Time” de Pink Floyd, pero a la vez había otro sonido más de mis tiempos: The Strokes. Decirlo ahora y decidir hacer este podcast significa, para mí, abrazar que soy un chavorruco. Escuchando un álbum que me seriviría para terminar este podcast, recordé que hace poco fui a recorger a mi novia al Oxxo donde la deja la van que la trae a mi ciudad una vez al mes y solo se me ocurrió ponerme una playera blanca de Arctic Mokeys que compré en el Corona Capital del 2013, esto en pleno 2021. Por eso dudaba de hacer el podcast sobre The Strokes, ya no es algo que suene como sonaba en mis tiempos. El último álbum es bueno, tiene algunas canciones que me gustaron, pero ya no es el sonido de este tiempo. Quienes los escuchamos ya no somos para nada jóvenes. Los treinta años me están respirando en la nuca, Julian. Ya no quiero ser Naruto ni Sasuke, me siento Kakashi. Aunque me pintara el cabello rosa antes de cumplir una edad en la que me sintiera avergonzado, ya no podría estar agusto siento un Youjii, preferiría ser Gonjo-sensei*, pero yo ya no doy clases. Y cuando era profesor por lo menos en algunas clases procuré recordarles que el tiempo iba a pasar, que el tiempo estaba pasando. Cita del abuelo simpson. Y que lo mejor era darnos cuenta de que, a pesar de que la muerte fuera siempre iminente, lo mejor que podíamos hacer era darnos cuenta de que no podíamos quedarnos esperando afuera de una puerta que no se iba a abrir si no la tocábamos.
"Esta es una frase mamadora que te vas a tatuar mañana"
"Esta es una frase mamadora que te vas a tatuar mañana"
consiste en exagerar las características de una acción, objeto u sujeto. Por otro lado, a pesar de recordarme aquella espera hasta la muerte del personaje principal de “Ante la ley” de Franz Kafka, creo que la puerta de Angles es la del departamento de la instancia poética, más que nada por el “Sista’, don’t you forget my number on the door” de “Taken for a fool”. La espera destaca también en “Under the cover of darkness”, donde se pregunta a la chica si ella también esperará por él; en “Call me back”, canción en la se maldice la espera; en “Machu Pichu” que, con una sucesión de versos que cambian en cada coro, percibimos cómo las rubias se llenan de canas y cómo la vida se transforma en polvo; en “Taken for a fool”, un regaño para quien pierde el tiempo y para los que creen que no han de cambiar ni crecer; y también en “Two kinds of happiness”, donde se presentan las dos formas de vivir: una con cuidado en el “carpe diem” y otra con indiferencia respecto al inevitable paso del tiempo. Comedown Machine En Comedown Machine (2013), quinto álbum de los Strokes, la espera es rechazada por la instancia poética tanto en “One way tigger”: “I waited for your thoughts / Can’t wait no longer”; en “Chances”, tanto en el coro: “I waited for ya / I waited for ya / I waited for ya / But now I don’t”, como en el fragmento que dice: “I will not wait up for you anymore / So you can ask me if something is wrong”; y también en “Call it fate, call it karma”: “Can I waste all you time here on the sidewalk? / Can I stand in your light just for a while? / I’ve waited around and, oh no, you are not around / I made up more time watching you”. Quizá esta banqueta está al lado de la carretera mencionada en “50-50”: “I wait on a darkened highway”. Y cabría preguntarse qué significado puede adquirir una carretera, una banqueta y la luz que ilumina la espera de la instancia poética. Mientras que se canta al paso del tiempo en el coro del segundo track: All the time that I need is never quite enough All the time that I have is all that’s necessary You’re living a lie You’re living a lie You're livin' too fast You gotta pray for the best You never ask why You never ask why You're livin' a lie Baby, you're flying too high. Una vez que el tiempo ha pasado y la espera se acepta como inevitable, es muy sencillo dejarse hundir en el olvido. En “Slow animals”, séptima canción del álbum, la instancia poética comenta que nadie debería enojarse, que “la siguiente generación olvidará”*. La única diferencia entre las dos versiones de la misma rola, además del tempo con el cual son interpretadas, es que en el coro de “Slow animals” se puede escuchar “Is it gone? / I hope that nothing's wrong / Is it gone? / I hope that nothing's wrong”, mientras que en “Fast animals”, el último coro dice: “Is it gone? / I hope that, that, that it’s gone”. Lo que quiere decir que en la primera versión hay una preocupación por lo que se ha ido, mientras que, en la segunda, hasta hay esperanza de que ya se haya ido. El olvido es mucho más explícito en “Call it fate, call it karma”: “So don’t wanna remind me? / I don’t know a thing / And some of us remember / And some run out of place”. Dicha tensión entre el recuerdo y el olvido todavía resuena en el Future Present Past EP (2016), en “Oblivious”, donde la instancia poética vuelve a mencionar aquella carretera y también aquella acera de la espera, además de mencionar que nadie ha esperado por él, que esperara en algún lugar.